Cada vez más países enfrentan amenazas a sus democracias. En el Día Internacional de la Democracia, que se conmemora el 15 de septiembre, reflexionamos sobre cómo nuestras organizaciones pueden fortalecer estos valores mediante la participación, la igualdad y el respeto a los derechos humanos, impulsando un cambio positivo.
Por: Jennifer Milla und Thomas Eckschmidt*
Es sabido que cada vez más países ven sus sistemas democráticos afectados y puestos en riesgo. Se podría decir que, visto desde afuera, todo parece caótico e incomprensible. Sin embargo, ¿hemos revisado de qué manera se vive la democracia en nuestras organizaciones? Este 15 de setiembre se celebra el Día Internacional de la Democracia con el objetivo de promover y fortalecer la democracia a nivel mundial, reconociéndola como un valor universal y un sistema político que garantiza la participación, la igualdad y los derechos humanos.
Desde nuestras organizaciones tenemos la capacidad de contribuir a una mejor puesta en marcha de dichos valores, fortaleciendo así la democracia en nuestros países. Compartimos algunas prácticas empresariales sanadoras para tu reflexión:
- Participación en la toma de decisiones: ¿Consideras en tu proceso de toma de decisiones la mayor diversidad, conocimientos, talentos y experiencias que posee tu ecosistema de negocios? ¿Se sienten como individuos parte central de las decisiones que tomas?
- Escuchar a los grupos de interés, no solo cuando deseo lanzar un producto o aumentar los ingresos de la organización. Velar porque el propósito de nuestra empresa se esté cumpliendo e identificar mejores formas de generar valor a más de un grupo de interés. Si hacemos una analogía con un proceso electoral, no acercarte solo para la época de elecciones, sino a lo largo de todo el mandato.
- Impulsar entornos de igualdad y mostrar coherencia; esto permite construir confianza en tu ecosistema de negocios (colaboradores, proveedores, clientes, comunidad, sociedad civil), operando desde la convicción personal y la importancia de construir entornos de mayor igualdad y acceso a oportunidades.
- Garantizar los derechos humanos, los cuales son universales y toda persona en cargo público o privado es co-responsable de velar que se cumplan. En el caso de las empresas privadas, tomar conciencia de que sus productos o servicios pueden contribuir a fortalecerlos o mermarlos, así como las políticas internas y procedimientos a llevarse a cabo.
- Generar espacios de reflexión y escucha para promover la tolerancia, lo cual permite en entornos seguros expandir el aprendizaje en redes y una mayor apertura a la inclusión y diversidad de pensamientos.
- Promover participación ciudadana, a través de proyectos personales u organizacionales que se vinculen con los quehaceres de gobiernos locales y estos se encuentren orientados al desarrollo y bienestar de su área de influencia.
- Ejercer un liderazgo activista, participando y promoviendo entre los miembros de su organización la importancia de sentar posición cuando medidas populistas afectan libertades y llevan al país a retrocesos.
- Vinculación con organizaciones de sociedad civil o públicas, que permiten la preparación de una siguiente generación de profesionales al servicio del Estado. Impulsar el camino de quienes deseen pasar del sector privado al sector público.
Regenerar es dejar mejor lo que recibimos. Hoy tenemos la posibilidad de ser actores y contribuir en la creación de mejores sociedades, poniendo el bienestar de las personas en el centro.
La innovación, entendida como la capacidad de imaginar y construir nuevas formas de hacer las cosas, se convierte en una aliada fundamental para regenerar nuestros ecosistemas organizacionales y fortalecer la democracia. No se trata únicamente de tecnología o procesos, sino de una mentalidad abierta al cambio, a la colaboración radical y a la creación de soluciones que respondan a los desafíos sociales y ambientales de nuestro tiempo. Innovar desde una perspectiva regenerativa implica diseñar modelos que no solo eviten el daño, sino que generen valor sistémico y restauren lo que ha sido degradado.
En este sentido, las organizaciones pueden convertirse en laboratorios vivos de innovación democrática, donde se experimentan nuevas formas de participación, gobernanza distribuida y toma de decisiones inclusiva. Por ejemplo, el uso de metodologías ágiles, círculos sociocráticos o plataformas digitales colaborativas puede facilitar que más voces sean escuchadas y que las decisiones reflejen la inteligencia colectiva. Estas prácticas no solo mejoran el desempeño organizacional, sino que también educan en ciudadanía activa, empoderando a las personas para que ejerzan su rol en la sociedad con mayor conciencia y compromiso.
Finalmente, la innovación regenerativa nos invita a imaginar futuros posibles donde la democracia no sea una estructura rígida, sino un proceso vivo que evoluciona junto con nuestras comunidades. Al integrar prácticas empresariales sanadoras con enfoques innovadores, podemos co-crear organizaciones que sean verdaderos agentes de transformación social. Así, regenerar e innovar se convierten en dos caras de una misma moneda: la de construir un mundo más justo, equitativo y resiliente para todos.
- Coautores de “Regeneración, Liderazgo y Prácticas Empresariales Sanadoras”*